Tuve la suerte de trabajar estos últimos diez años junto a Oscar Birgin. Lo hice ahí donde estuvo siempre, en su estudio de la calle Uruguay, casi Mitre. El mismo lugar donde su padre Aaron y su tío Mauricio fundaron muchos años antes la “REVISTA DE DERECHO LABORAL” que se publicó regularmente hasta 1990.
Oscar, sin proponérselo, se convirtió casi en un padre para mí, y en un ejemplo de laboralista para muchos. Fue un activo militante en defensa de los Trabajadores desde antaño, una persona extremadamente generosa en el compartir de su conocimiento y experiencia para con cualquiera que le consultara algo, sorprendiendo con su lucidez y agudas observaciones. Tenía una obsesión con transmitir el Derecho del Trabajo, para lo cual participaba y organizaba cursos, congresos o escribía artículos en revistas especializadas. También tenía activa participación en distintas instituciones, como por ejemplo acá en Laboralistas o en la AABA.
En estos últimos años, pandemia de por medio, se había dedicado más a ejercer como conciliador laboral que a litigar, empezando a desarmando el Estudio, pero teniendo el inmenso gesto de obsequiar toda su biblioteca -en la que había libros y documentos entrañables y únicos- a jueces del fuero y colegas vinculados a la enseñanza o la investigación.Sin dudas un imprescindible al que se lo va a extrañar mucho. Ahora, en lo personal comenzará otra etapa en la que continuaremos la misma linea por el iniciada.